Ubicado dentro de la finca rústica homónima, dedicada al uso turístico, este sepulcro de galería de cinco metros de longitud y una profundidad cercana a los dos metros data de la Edad del Bronce, habiendo llegado a nuestros días en un extraordinario estado de conservación. Se compone de siete ortostatos en cada lateral y uno en la cabecera, y conforma, junto a otros dólmenes como el del Gigante, la Necrópolis de La Angostura.